En las nuevas playas al sur de Lima, proyectar una casa es una excelente oportunidad para explorar nuevas ideas. Por un lado el reglamento artificial permite dar soluciones que en la ciudad no son comunes, tales como usar el techo de la casa como terraza principal. Algo aún más insólito es que las casas están prácticamente abiertas al público, sin muros ni rejas, en una notable exhibición de arquitectura como tema de conversación.
La situación del predio, en esquina obligó a proponer un muro curvo, motivo central de la casa. Ese giro permitió ampliar la perspectiva y dirigir la mirada sobre el paisaje, incorporando éste a la casa. Tanto la secuencia espacial como la relación interior-exterior son piezas claves del proyecto.
Las escaleras interiores siguen los planos verticales, los cuales al no estar paralelos, acentúan la dinámica y fluidez del recorrido. Sobre este juego espacial un gran plano horizontal abierto al cielo baña los muros con luz natural. Dicha articulación de planos, junto con el juego de texturas y el uso de la iluminación, da continuidad a la propuesta espacial. La direccionalidad del muro curvo empuja más allá de los límites de la casa, presentándose como una porción del árido desierto de la costa peruana.
En la fachada lateral que da al pasaje de circulación de la playa, predominan los muros con respecto a las aberturas. Un ligero quiebre permite traer iluminación y ventilación al patio de servicio en el sótano; así como una vista esquinada al mar desde el dormitorio posterior. Sin duda alguna, la libertad para trabajar el espacio y la forma es nuestra mayor satisfacción en este proyecto.